Ejercicios de Vídeo y Dibujo (DAI II)
Profesor: Pedro Burgaleta
El dibujo goza de un gran prestigio en las escuelas de arquitectura y, de hecho, todos los que están implicados en la formación de los arquitectos coinciden en el papel relevante que el dibujo cumple en esa formación.
Sin embargo, paradójicamente, cada nuevo Plan de Estudios reduce la importancia del dibujo en nuestras escuelas y no se sabe verdaderamente qué papel otorgarle en el currículo.
Esta falta de interés y este desbarajuste programático se evidencian, por ejemplo, en la fragmentación de las asignaturas de dibujo en “sub asignaturas” -DAI, GDA, Geometría Descriptiva- que se ignoran entre sí. O en la incomprensible presencia de Proyectos en el primer curso de carrera: si aprender a dibujar es previo a proyectar ¿por qué coinciden en el tiempo – concretamente en el semestre de primavera- aprender a dibujar y aprender a proyectar en asignaturas que, nuevamente, se ignoran recíprocamente? Para rematar el panorama, el presente Plan de Estudios somete a los alumnos a una tremenda presión, contraria al ambiente en el que alguien debe formarse, estableciendo la existencia simultánea de tres asignaturas gráficas: Dibujo, Análisis e Ideación 2, Dibujo Arquitectónico, y el susodicho Proyectos Cero.
En fin, que todos coincidimos en afirmar la gran importancia del dibujo en la formación de los arquitectos pero, a la hora de la verdad, se establecen circunstancias que convierten el aprender a dibujar en un hecho casi milagroso.
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Creo que fue sobre todo esta situación imposible y la correspondiente necesidad de encontrar alguna vía milagrosa, lo que nos llevó en su día a explorar las posibilidades del vídeo como herramienta de aprendizaje del dibujo arquitectónico, por más que se trate de asuntos aparentemente extraños y alejados. Para hacer patente su conexión resulta necesaria una pequeña reflexión.
Ante todo hay que empezar aclarando qué significa “saber dibujar”, expresión excesivamente abierta y genérica, sometida a múltiples interpretaciones. Para nosotros, arquitectos, saber dibujar está esencialmente unido a saber proyectar hasta el punto de que, en nuestro ámbito, sólo puede decirse fehacientemente de alguien que “sabe dibujar” cuando “sabe proyectar” (sólo se puede comprobar a posteriori).
De hecho, proyectar y dibujar resultan términos prácticamente sinónimos.
Para aclarar más las cosas conviene tener en cuenta que dibujar/proyectar consiste en habilitar un lugar -el mundo que el arquitecto concreta cuando proyecta- utilizando el dibujo de cierta manera (sumergiéndose y emergiendo del lugar que se inventa). En definitiva, saber dibujar consiste en ser capaz de tantear y concretar figuras tridimensionales habitables, figuras envolventes en las que el proyectista se sumerge virtualmente mientras proyecta y de las que emerge para comprobar su viabilidad en el mundo empírico.
Dibujar para proyectar es, por tanto, tantear y concretar cierto tipo de figuras y, en ese empeño, resultan pertinentes cuantos lenguajes ayuden a conseguirlo. Tanto el “dibujo asistido” como el dibujo a mano -especialmente el dibujo a mano que permite tantear fácilmente- pero también los artefactos tridimensionales, el relato, la fotografía y, desde luego el vídeo, son lenguajes apropiados.
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Volviendo a la pedagogía, la iniciación del aprendiz en el dibujo arquitectónico y en el proyecto de arquitectura- que es de lo que se trata en los primeros cursos- consistirá, por tanto, en conseguir que dicho aprendiz habilite un lugar mediante cualquier tipo de lenguaje, un lugar habitable.
Comprobar que dicho lugar interior ha sido habilitado por el aprendiz resulta verdaderamente difícil pues se trata en gran medida de una experiencia interior que el dibujo sólo puede reflejar parcialmente, y lo hace especialmente a través de la planta y la sección, recursos muy costosos de aprender por los alumnos de primer curso. En realidad, sólo el dibujo de construcción es realmente objetivable -aunque no aluda al espacio interior y su habitablilidad- , pero sólo lo entienden los verdaderamente expertos, como estamos hartos de comprobar: la mayor parte de los clientes no entienden lo que el arquitecto les proponen mediante sus dibujos, ya que ellos no han experimentado la inmersión en el lugar que sí ha experimentado el arquitecto al proyectar…
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La presentación en video de las propuestas de los aprendices resulta especialmente eficaz para comprobar si dichas propuestas habilitan verdaderamente lugares interiores y, en caso afirmativo, cuál es el carácter de esos lugares.
La recepción en grupo -y en una pantalla de tamaño suficiente- de los vídeos de los aprendices, acompañados de las imprescindibles bandas sonoras (la música y la arquitectura son las únicas artes envolventes) constituye una experiencia emocionante y memorable que puede ayudar a los estudiantes a entusiasmarse por la tarea de inventar lugares, a falta de saber todavía proyectar.
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Conviene aclarar que los trabajos que se muestran constituyen propuestas incipientes de carácter evocador y poético, al alcance de un aprendiz de primer año, y no tienen nada que ver con las “presentaciones” profesionales al uso de lugares perfectamente definidos.
En la exploración del asunto, llevada a cabo durante varios años, se han investigado lugares de ficción de muy fuerte carácter -desde la pequeña habitación de La Metamorfosis hasta la gran ciudad de Metrópolis- o lugares construidos de interés como Malagueira, el cementerio de Igualada o Lisboa, entre otros.
Para terminar conviene apuntar que estas estrategias pedagógicas sólo son viables con grupos reducidos de alumnos y dentro de un plan de estudios que permita una cierta holgura, cosa que hoy por hoy, no ocurre.
A continuación, una selección del trabajo audiovisual dentro de la unidad de Pedro Burgaleta: